El país gobernado por Netanyahu camina por una cornisa peligrosa, en la que los aliados o los neutrales se muestran cada vez más distantes, y las posibilidades de que escale una guerra mundial en su propio territorio resultan sencillamente aterradoras.
Israel se encuentra ante una encrucijada histórica, cuya resolución no solo implica su suerte como Estado, sino también, dependiendo de cuál sea esta, puede significar arrastrar al abismo de una guerra de altísima intensidad que puede convertirse en nuclear.
Las razones de cómo se ha llegado a este punto son muchas y largamente tratadas. A diferencia de lo que sucedió en Ucrania, que era una situación altamente desconocida para las mayorías, la cuestión palestina ha significado torrentes de tinta para explicar lo que ha precedido a las acciones actuales.
Dejando de lado los sentimientos, algo muy humano y valorable, pero que solo dificulta el análisis real de los conflictos, las respuestas que encontramos son alarmantes. Una operación militar que sorprendió al mundo y que consiguió la mayor derrota del Estado de Israel hasta la fecha, seguramente.
Israel, por primera vez, ha dejado expuesto un flanco vulnerable que pocos ven. Precisamente involucrar sentimientos y hablar de justicia hoy permite que no se pueda observar que Tel Aviv no solo se ha visto sorprendida, sino que no encuentra respuestas posibles.
Israel, por primera vez, ha dejado expuesto un flanco vulnerable que pocos ven. Precisamente involucrar sentimientos y hablar de justicia hoy permite que no se pueda observar que Tel Aviv no solo se ha visto sorprendida, sino que no encuentra respuestas posibles.
Capacidades en el campo de batalla
Las reacciones israelíes hasta la fecha han sido absolutamente bárbaras, pero previsibles. Campañas mediáticas para demonizar a sus enemigos para así justificar los ataques indiscriminados, y bombardeos a gran escala con miles de víctimas inocentes. Sin embargo, la visión de justicia de algunos que creen que el Estado judío debe vengarse del ataque con una sangría tal que signifique la erradicación de los palestinos de Gaza, se contrapone con aquellos que hablan de resistencia ante la opresión israelí.
Todo muy interesante, pero anecdótico. El curso de los acontecimientos no cambiará mucho por estas consideraciones; las limitaciones reales tienen que ver con las capacidades en el campo de batalla.
Israel tiene una característica distintiva: está sostenida por una enorme impunidad mediática global, o al menos en los medios occidentales. Haga lo que haga, siempre habrá una justificación y sus capacidades serán, asimismo, sobreestimadas.
No obstante, este golpe sufrido ha mostrado dudas en su respuesta, y eso significa que no ha sido planificado como un ataque de falsa bandera que le permita luego responder brutalmente y obtener otros objetivos.
A 10 días de los acontecimientos iniciales, Netanyahu no ha podido articular una respuesta política sostenible en el tiempo, su diplomacia no ha conseguido resultados y su ejército está irresoluto sobre si debe avanzar o no, argumentando que por el mal tiempo ha pospuesto sus operaciones militares de infantería.
A 10 días de los acontecimientos iniciales, Netanyahu no ha podido articular una respuesta política sostenible en el tiempo, su diplomacia no ha conseguido resultados y su ejército está irresoluto sobre si debe avanzar o no, argumentando que por el mal tiempo ha pospuesto sus operaciones militares de infantería.
La fragilidad de la posición política del primer ministro es notable, su popularidad se desplomó, y eso no cambiará aun saliendo victorioso. Las más de mil vidas israelíes es algo irremontable y su sociedad no confía más en sus capacidades para regir el país.
Diplomáticamente, ha tensado la relación con sus vecinos, aun aquellos que eran históricamente amigables. Arabia Saudí ha roto los acuerdos iniciales, Turquía tiene una posición crítica sobre las represalias, Egipto no acepta acoger a los refugiados de Gaza y tiene un centenar de camiones con suministros para entregar a los palestinos.
Siria el Líbano han comenzado refriegas fronterizas y no parecen impresionados por las amenazas israelíes.
Irán, el gran adversario de Tel Aviv, está con el dedo en el gatillo, tenso, mientras advierte que no tolerará un avance por tierra. Pakistán, un país con armas nucleares, lucha por contener a su población para no intervenir a favor de los palestinos y ofrece ayudas económicas.
Los países musulmanes, consternados por la situación que viven sus pares en la Franja de Gaza.
Ansarolá también ha ofrecido apoyos de combate al igual que los talibanes. Aun la lejana Indonesia ha hecho notar su malestar por el ataque al mundo musulmán.
Rusia, bajo la agresividad israelí y recordando sus acciones en Ucrania, ha ido girando su posición hacia una crítica. Condolencias por las víctimas, pero advertencia por la respuesta desproporcionada. China también ha alzado la voz en favor de los derechos palestinos a un Estado.
Solamente la India ha dado señales de apoyo inicial, pero se ha sumido en un prudente silencio viendo la reacción generalizada. Hasta la UE se debate en su inagotable crisis interna y se divide en apoyos y censuras, pero dejando en claro que no hay unidad y que su participación como un actor de peso en un conflicto militar es poco menos que una aventura imposible.
Estados Unidos mandó dos portaaviones en apoyo de las fuerzas israelíes.
Estados Unidos, finalmente, y sus primos británicos, son los únicos que han reaccionado. La Royal Navy ha anunciado su participación, mientras que Washington envía dos flotas de portaaviones. Nadie puede precisar su utilidad real contra Gaza, porque se necesita infantería y no más bombas, que poco aportan más que daños a civiles.
Los dos mil marines que se traslada solo irritan más al mundo islámico y no son más que una gota en un océano.
Hasta ahora, no se han conseguido nuevos aliados, y varios de los antiguos dudan o se cambiaron de bando.
Adiós al perro rabioso
Lo más difícil es el plano militar, la táctica de Israel, que Moshe Dayan describía como un perro rabioso, lo suficientemente peligroso para que no ser molestado, ya no funciona.
Israel es considerado en el mundo occidental como un país fuerte, pero que está rodeado. La táctica de abrir múltiples frentes le hará imposible que puedan resistir una fuerza combinada de quienes son musulmanes solidarios y de quienes tienen viejas cuentas qué ajustar.
Entrar a sangre y fuego puede desatar que se abran los frentes que se preanuncian: Cisjordania, Siria con el Golán, Hezbollah desde el sur libanés y otros más por verse.
Ese es el escenario menor; puede desatarse una ofensiva que incluya a Siria, Irán, Irak, combatientes irregulares ya mencionados de distintos lugares. La situación es de grave a muy grave y la táctica de ser agresivo solo esconde la inseguridad israelí ante la magnitud de un enemigo decidido a terminar con años de opresión.
Netanyahu tiene pocas cartas a su disposición que jugar. Si invade, desatará que los frentes con grupos de milicianos se apoyen en ejércitos regulares, lo que les ampliará su capacidad de combate.
Netanyahu tiene pocas cartas a su disposición que jugar. Si invade, desatará que los frentes con grupos de milicianos se apoyen en ejércitos regulares, lo que les ampliará su capacidad de combate.
El solo hecho de entrar a Gaza, una ciudad repleta de túneles y de escombros fruto de los propios bombardeos israelíes, no es el escenario más propicio para que se desenvuelvan los blindados. El combate urbano es una pesadilla normalmente, algo que crece exponencialmente en estas circunstancias.
No sabemos si Hamas ha tendido una trampa para que las Fuerzas de Defensa Israelí se metan en un terreno que le puede llevar semanas o meses controlar a un altísimo costo, pero que en este marco pueden ser enfrentados en otros puntos, obligando a que se dividan y pierdan efectividad.
¿Cuánto equipo y municiones necesita el ejército israelí para no perder capacidad y mantener su ventaja material? ¿Cuánto le puede proveer Occidente, con arsenales bajos debido a la guerra ucraniana?
Pero hay más problemas en el horizonte: ¿Cuál es la voluntad y preparación real de las Fuerzas de Defensa Israelí, más allá de la propaganda? ¿Resistirá la sociedad israelí judía la guerra, cuando la caída de misiles se mantenga a lo largo del tiempo y se combine con las bajas en el frente?.
La propia estrategia de supervivencia israelí contempla una nación en armas. Eso significa que los que no estén combatiendo serán convocados o serán sus familiares directos y amigos. En las sociedades actuales del machismo tóxico, sostener una guerra en su propio suelo es algo que presenta muchas dudas.
El bombardeo al hospital en la Franja de Gaza causó estupor en todo el mundo.
La realidad árabe y Palestina es muy diferente. Nacidos entre ataques, familiares muertos y carencias de todo tipo, esta gente está mucho más endurecida y tienen poco que perder. A esto podemos sumarle que la fe en el Islam les da un espíritu de sacrificio mucho mayor que los judíos cosmopolitas, agnósticos o ateos.
¿Cuánto tiempo pasará antes que decidan que tomarse un avión a Nueva York es una mejor opción? Solo probablemente permanezcan algunos religiosos, muchos de los cuales consideran que el Estado de Israel debe desaparecer.
Estado de dudas
Así las cosas, las dudas sobre cómo actuar seguramente asaltan a la máxima dirigencia israelí. En una guerra convencional es un desafío para el que el Estado judío no parece estar preparado.
Es altamente probable que Estados Unidos no pueda asegurar su propia existencia. Trump ha advertido que Israel no debe sobrepasarse en lo que hace. La sociedad estadounidense está al borde de una crisis interna, dividida por muchos motivos, y una guerra activa en Medio Oriente contra un enemigo poderoso no será bienvenida y puede apresurar un desenlace preocupante.
La última carta que Tel Aviv puede usar son sus armas nucleares, pero, aun en el caso más favorable para sí, significaría la destrucción de su propio país. Irán sostiene que tiene 200.000 misiles que puede arrojar a Israel en caso de una guerra total, y un país sin profundidad estratégica, como el de Netanyahu, no sobreviviría a las represalias.
La última carta que Tel Aviv puede usar son sus armas nucleares, pero, aun en el caso más favorable para sí, significaría la destrucción de su propio país.
Solo podrá arrastrar consigo mismo a la destrucción a Medio Oriente y, tal vez, dependiendo como se desarrolle la guerra, al resto del mundo.
Un ataque nuclear puede desencadenar una respuesta del mismo tiempo de países como Pakistán, que es musulmán, así como Rusia o China.
¿Cuánto puede permanecer Moscú en silencio si Israel ataca nuclearmente a sus socios iraníes? La alianza entre ambos países, que se puede apreciar en los drones que utiliza Rusia contra Ucrania, así como los SU 35 s que ha recibido Teherán, habla por sí sola.
Israel, entonces, debe decidir si avanzar en una escalada que puede terminar en una guerra mundial.
La gravedad es tal que Putin se ha movilizado hoy a China, y Biden, luego de las infructuosas gestiones de Blinken, se traslada a Medio Oriente. ¿Están buscando presionar a los actores de esa región para bajar la tensión o se preparan para la guerra?. Pronto lo sabremos.