La doble vara de Occidente mientras el mito de la Defensa israelí cae y la estrategia militar y la política se mezclan.
Las acciones militares israelíes continúan desoyendo las advertencias de la gran mayoría de las naciones, que reclaman un cese al fuego que permita aliviar la situación de los civiles en Gaza.
Los propios Estados Unidos dan señales de disconformidad con el manejo de Netanyahu, quien sigue adelante sin hacer pausas, incrementando los niveles de violencia hasta atacar blancos civiles como los hospitales, escudándose en que estos son refugios de terroristas.
El ataque al hospital Al Sham, el hospital central de Gaza, ha sido una muestra más de las acciones que extrañamente se le permiten a Israel sin que haya sanciones internacionales. La doble vara con que Occidente actúa, sancionando unilateralmente a decenas de países por distintos motivos, contrasta fuertemente con la mirada hacia otro lado, cuando no con el apoyo directo hacia Israel.
El ataque al hospital Al Sham, el hospital central de Gaza, ha sido una muestra más de las acciones que extrañamente se le permiten a Israel sin que haya sanciones internacionales. La doble vara con que Occidente actúa, sancionando unilateralmente a decenas de países por distintos motivos, contrasta fuertemente con la mirada hacia otro lado, cuando no con el apoyo directo hacia Israel.
Finalmente, el ataque al hospital mencionado se realizó sosteniendo que los rehenes de Hamas estaban allí. Sin embargo, cuando las Fuerzas de Defensa de Israel entraron al edificio, no encontraron ni rastros de ellos.
La segunda razón esgrimida, la de encontrar armas en el hospital y túneles, no pudieron ser constatadas por personas u organismos neutrales, y solo se basan en pretendidas pruebas que ofrece Israel. Quien dude de lo sucedido se arriesga a ser llamado antisemita.
Parece bastante absurdo que si se encontraran detenidos en el hospital mencionado, dichos rehenes no hubieran sido evacuados cuando se supo que las Fuerzas de Defensa de Israel iban a entrar, de la misma manera que si había armas guardadas, no se las hayan retirado. No hay que ser un experto en temas militares para darse cuenta de que no iban a encontrar nada allí.
Los túneles están por toda Gaza, así que tampoco son un gran hallazgo.
En busca de razones
¿Por qué razón entonces Israel ha actuado violando las normas más elementales, arriesgándose a ser calificado por criminal de guerra? No olvidemos que Putin, por mucho menos, ha sido rápidamente sometido a una orden de captura por la Corte Penal Internacional. Una CPI que extrañamente guarda silencio ante los ataques de fósforo blanco y a centros civiles como los hospitales.
Dos razones pueden explicar lo sucedido. La primera es simplemente el desprecio hacia las normas internacionales, pugnando por la expulsión de los palestinos de Gaza. Antes del inicio de esta operación militar, el gobierno israelí ordenó a los habitantes del norte de Gaza que debían evacuar por tiempo indefinido para permitir las operaciones militares. No solamente sus hogares son reducidos a escombros, sino que simplemente se manejan hipótesis que impiden su regreso futuro a su lugar de residencia.
Esto se ha agravado en los últimos días, cuando los israelíes nuevamente han ordenado otra evacuación, esta vez en partes del sur de Gaza. Resulta bastante evidente que la intención es erradicar a los palestinos de la Franja de Gaza y dentro de ese marco, resulta coherente que se invadan sus hospitales. Sin agua, sin alimentos, sin combustibles, bajo ataque constante por aire y una invasión terrestre, solo queda la emigración, si es que pueden.
Una otra hipótesis sobre los motivos del ataque tiene que ver con los múltiples errores operacionales israelíes. Si bien es posible creer en un complot a través de permitir, y tal vez estimular, un ataque como el del 7 de octubre, hay situaciones que no cuadran.
Israel ha sufrido enormes pérdidas en ese ataque, mucho más de lo que está acostumbrado y demasiadas para lo que puede soportar su sistema político sin agrietarse. No necesitan tantas víctimas para justificar sus acciones.
Una nación que desconoce las resoluciones de la ONU desde el 1967, que desarrolla armas nucleares y no permite inspecciones, y que bombardea e invade países vecinos cuando lo considera, difícilmente necesita muchas excusas para operar como lo está haciendo.
Una nación que desconoce las resoluciones de la ONU desde el 1967, que desarrolla armas nucleares y no permite inspecciones, y que bombardea e invade países vecinos cuando lo considera, difícilmente necesita muchas excusas para operar como lo está haciendo.
La magnitud del ataque del 7 de octubre lleva a pensar que probablemente el hecho realmente sucedió sin que la Inteligencia israelí lo haya evaluado correctamente. Sabían que algo se planeaba, pero bien pudieron considerar eso como una buena oportunidad para avanzar sobre Gaza. No obstante, la gravedad del hecho presionó y ocasionó fallas en el sistema israelí, groseras y visibles.
Israel ha matado a muchos de sus propios ciudadanos cuando se produjo el ataque de Hamas, confundiéndolos con combatientes palestinos. Los blindados y los helicópteros abrieron fuego indiscriminado contra los propios ciudadanos que corrían por el desierto tratando de llegar a sus autos y escapar. El mismo gobierno de Netanyahu se vio forzado a pedir disculpas por el error por poco más de una decena de víctimas que ocasionaron sus fuerzas. No sabemos el número real de víctimas del fuego amigo, pero los medios árabes estiman que puede superar el 50 % de las víctimas.
Respuesta militar
La respuesta militar también demuestra fallos. La operación terrestre se demoró semanas, tiempo más que valioso para que rehenes, armas y combatientes desaparezcan o se preparen para el enfrentamiento.
Los envíos de armas destinadas a Ucrania son otra muestra de improvisación. El sistema de defensa antimisil, la Cúpula de Hierro, pero también sus complementos como la Honda de David y el Arrow, quedaron desabastecidos, al menos el primero, y debieron aprovisionarse de urgencia desde Estados Unidos. Todas señales de que algo no fue bien evaluado.
Los blindados israelíes se han destruido por decenas, tal vez por centenas, los famosos Merkava III y IV hay sufrido pérdidas enormes y han demostrado su vulnerabilidad no solo a los sistemas llegados desde Ucrania, capturados por los rusos o vendidos en el mercado negro, sino también a antiguos sistemas que se creían obsoletos contra tanques modernos.
La economía israelí no solo se estresará por el gasto militar, sino por el reclutamiento de una importante porción de la fuerza laboral.
Demasiado para ser parte de un complot. Israel se ha metido en una camisa de once varas y es demasiado peligroso lo que sucede para haberlo dejado acontecer libremente.
Tel Aviv no ha conseguido victorias militares que pueda exhibir, el daño a su reputación; el agujero económico y la erogación de las relaciones diplomáticas que llega hasta la propia ONU, es demasiado para ser planificada por Netanyahu.
La economía israelí no solo se estresará por el gasto militar, sino por el reclutamiento de una importante porción de la fuerza laboral. Demasiado para ser parte de un complot. Israel se ha metido en una camisa de once varas y es demasiado peligroso lo que sucede para haberlo dejado acontecer libremente.
El aura de invencibilidad de las Fuerzas de Defensa de Israel, mito en el que se basa su seguridad, ha quedado en duda. Aun consiguiendo una victoria total desde ahora, ya han sido manchados. Y están muy lejos de esa victoria.
Estrategia en una guerra asimétrica
La estrategia de Hamas es similar a la que utilizó Hezbollah contra el mismo enemigo. Una guerra asimétrica en la que se golpea y se escabulle, desgastando las fuerzas superiores de Israel.
Llevar la lucha al terreno urbano es una de las claves más importantes. Allí las fuerzas blindadas israelíes tienen dificultades en operar, y el uso de excavadores D9 blindadas apenas puede abrir corredores entre los escombros, pero la movilidad de los blindados es limitada. En esa condición, cada montaña de escombros, cada edificio medio derrumbado, es una casamata posible o un refugio para francotiradores. Las bajas por goteo merman la fuerza de Tel Aviv.
Una agravante son los centenares de túneles que permiten a los combatientes enemigos moverse y aparecer por sorpresa, aun detrás de las líneas israelíes. Esto significa un gran problema. Los videos que circulan muestran cómo los palestinos aparecen de la nada y sin ser advertidos atacan con sus misiles antitanques para luego desaparecer.
Israel no puede sacar más partido de su superioridad aérea aplastante: todo blanco posible ya ha sido destruido. Claro que en la superficie, y era una respuesta obvia, Hamas no cometería el error de dejar sus activos militares allí expuestos para que sean destruidos, y la compleja telaraña de túneles es su mejor opción.
Israel no puede sacar más partido de su superioridad aérea aplastante: todo blanco posible ya ha sido destruido. Claro que en la superficie, y era una respuesta obvia, Hamas no cometería el error de dejar sus activos militares allí expuestos para que sean destruidos, y la compleja telaraña de túneles es su mejor opción.
Israel necesita una Inteligencia que pueda penetrar en las filas de Hamas y marque blanco posible, dé indicaciones donde hay refugios, rehenes, arsenales y otros puntos de interés. Luego de lo visto en el Hospital Al Sham, es evidente que no tiene buena información. Sus recursos en esta área parecen haber seguido el mismo camino de los estadounidenses.
Washington siempre ha tenido una predilección por los medios electrónicos de espionaje, algo que, por distintos motivos, se agudizó con los años. El negocio y la facilidad de no arriesgar hombres ha sido determinante en esa política.
Hoy la Inteligencia occidental, en general, comete enormes, hasta grotescos, errores de evaluación fruto de la politización de sus actores, que pierden profesionalismo como resultado del giro político de sus gobiernos.
Israel también ha confiado en demasía en la electrónica y eso termina siendo un error costoso. Hamas sabe que con no utilizar comunicaciones electrónicas deja a su enemigo ciego, y eso hace.
Los militantes de esta organización no emplean celulares ni otros dispositivos que los hagan rastreables y puedan ser espiados. Los métodos artesanales son más seguros y solo pueden ser burlados por los agentes en el terreno.
Ya sean agentes propios infiltrados, traidores o terceros habladores, esa fuente de recolección de información es indispensable para obtener los datos necesarios para planificar las operaciones militares.
Poco aportan en este aspecto los buques de inteligencia, así como los costosos aviones destinados a tal fin. Sistemas como Pegasus poco tienen para ofrecer si no hay comunicación electrónica sobre temas confidenciales o si, a sabiendas de su presencia, simplemente se usan como canales de desinformación.
El dilema de Netanyahu
El gobierno de Tel Aviv se encuentra en medio de una pesadilla. Ocupar la superficie de Gaza es algo que se puede presuponer, el gran desafío está en las profundidades y allí, sin clara idea de los túneles, las tropas especializadas en combate urbano de las Fuerzas de Defensa de Israel, estarán a ciegas.
Los miembros de Hamas conocen el lugar, seguramente lo modifican constantemente y se mueven con mucha más seguridad que quien debe guiarse de otra manera en un terreno desconocido.
Por ello es que no podemos descartar que los sucesos del Hospital sea una acción para destruir la infraestructura civil expulsando a los gazatíes, bien puede ser impericia. Cuando las situaciones llegan a este punto, donde el mundo entero está observando y las críticas arrecian haciendo insostenible los gobiernos a mediano plazo, las políticas militares no se deciden por cuestiones propias de las estrategias y tácticas que sostienen los altos oficiales al mando, sino por cuestiones políticas.
La necesidad de poder dar buenas noticias a la población propia y a los amigos, es acuciante. Si no se hace se puede perder el apoyo de la propia ciudadanía y también de los principales aliados.
Netanyahu está en ese punto, de hecho todo el sistema político ha llegado al mismo punto que en todo Occidente. Están timoneando un bote que hace agua por los cuatro costados y se está hundiendo, necesita llegar a puerto rápido.
La necesidad de poder dar buenas noticias a la población propia y a los amigos, es acuciante. Si no se hace se puede perder el apoyo de la propia ciudadanía y también de los principales aliados. Netanyahu está en ese punto.
Pero hay dos problemas: el enemigo lo sabe y usa esa desesperación en beneficio propio; y la realidad militar es la que es y no la que se quiere que sea.
Tomar Gaza es una aventura militar desaconsejable, Israel sufrirá muchas bajas, tanto de personal como de equipos, su situación interna se tensará, su economía colapsará, sus aliados se alejarán. El tiempo juega en favor de sus enemigos de Hamas, pero es imposible entrar en los túneles de Gaza en poco tiempo. Solo crecerán las bajas.
Hace faltan meses para que la limpieza pueda ser hecha, y en esos meses muchas cosas pueden pasar. Cada día las Fuerzas de Defensa de Israel y el Estado de Israel se debilitarán más, en todos los planos.
Hamas solo necesita aguantar hasta que el tiempo haga efecto. Esa es la clave, quien tiene más resto para sostener el conflicto.
Si bien parecería que Israel es el Goliat de esta historia, apoyado por Estados Unidos, el pequeño David palestino es hábil, ágil, sabe lo que quiere y tiene determinación. Y sobre todo ha llevado al gigante al terreno en el que se siente cómodo y puede ganar.
Los apenas 20 000 combatientes de Hamas desafían a los 700 000 hombres de Israel, armados con la mejor tecnología del mundo occidental.
Si bien a simple vista parece que los palestinos no tienen oportunidad dada la disparidad de recursos, Hamas puede aguantar el embate hasta que llegue la caballería en su defensa.
Qué curioso que tantas veces Hollywood nos mostró a la caballería salvar a los estadounidenses y hoy puede que, en realidad, suceda lo contrario.