Hace dos semanas acontecieron las fatídicas inundaciones por gota fría en las regiones españolas de Valencia y el este de Castilla.
Dos semanas después, es posible realizar una recopilación de algunos puntos de interés para entender realmente qué ha ocurrido y cómo se ha respondido desde España y la Unión Europea a esta tragedia humana. Además, se puede analizar cómo lo ocurrido se enmarca en un contexto más amplio del nuevo mundo que está tomando forma en la presente década.
A continuación, presento algunos de estos puntos de interés y reflexión respecto a lo acontecido en las últimas dos semanas:
1. Solidaridad del pueblo español
La reacción del pueblo español ante la tragedia ha sido una auténtica maravilla de solidaridad y generosidad. Españoles de todas las regiones no han dudado en desplazarse hasta allí para ayudar, llenarse de barro y colaborar para hacer la vida más fácil a todas las personas que sufren las consecuencias de la tragedia.
2. Rol de la sociedad civil y de los agricultores
Ha sido la sociedad civil en su conjunto la que se ha volcado en la ayuda en todos los frentes. Es justo destacar la gran labor de los agricultores españoles, quienes, con su maquinaria pesada, han cruzado el país para ayudar, asumiendo todos los gastos. Su trabajo ha sido excepcional, compensando la deficiente actuación del ejército español.
Cabe recordar que los agricultores y ganaderos españoles y europeos son un colectivo frecuentemente atacado por la prensa occidental en su camino hacia la imposición de la Agenda 2030.
3. Respuesta tardía del ejército español
El ejército español ha demostrado en múltiples ocasiones capacidad de desplazarse rápidamente a otros países en situaciones de emergencia. Por ejemplo, a Argelia y Marruecos tardó solo 24 horas; a Turquía y Haití, 48 horas; y al sudeste asiático, 72 horas.
Sin embargo, en Valencia, ciudad en la península ibérica, pasados cinco días desde la tragedia, apenas había efectivos militares colaborando.
4. Falla en la alerta temprana por parte de AEMET
AEMET, la agencia española de meteorología, cuenta con una amplia red de estaciones meteorológicas en todo el país. Sin embargo, para esta tragedia estuvo sorprendentemente lenta. El «tsunami» de agua dulce comenzó en las montañas hacia las 16:30/17:00 y llegó a los alrededores de Valencia sobre las 20:00/21:00.
5. Reacción lenta ante un fenómeno recurrente
La gota fría es un fenómeno casi anual en Valencia, por lo que no resulta extraño ni nuevo para los servicios de emergencias. Sin embargo, en esta ocasión la reacción de AEMET y de los servicios de emergencias fue sorprendentemente lenta.
6. Políticas de derribo de barreras fluviales
Desde 2021, en cumplimiento de la Agenda 2030, el Gobierno ha derribado más de 100 barreras fluviales en toda España, muchas de ellas en la región de Valencia. Desde 2005, suman casi 600 barreras destruidas.
7. Restricciones en el apoyo internacional
No solo se prohibió el desplazamiento a Valencia de cuerpos de bomberos, profesionales de emergencias y militares españoles, sino también de otros países, como Francia, cuyos bomberos se ofrecieron para ayudar.
8. Transparencia en el recuento de víctimas
El recuento de víctimas se está llevando de una manera opaca y cambiante. Muchos ciudadanos denuncian esta falta de transparencia, y la prensa ha reportado cifras contradictorias. Este tipo de noticias se han usado para atacar a periodistas que han cuestionado la gestión, como Iker Jiménez.
9. Instrumentalización de la tragedia por la prensa
La prensa occidental ha aprovechado esta situación para lanzar mensajes alineados con la Agenda 2030, como la reducción del uso del coche, la lucha contra la desinformación y el cambio climático.
Conclusión
En conclusión, en España se vive una situación extraña, donde la gestión de esta tragedia ha sido oscura y contraria a protocolos exitosos aplicados en otras emergencias. Como bien dijo Nuestro Señor, “Soy la luz que brilla en las tinieblas”, y es esa luz la que debemos seguir ante la oscuridad que nos rodea.