En el complicado escenario de las relaciones entre México y Estados Unidos, se evidencia un rechazo inicial por parte de Estados Unidos hacia una alianza con México. Sin embargo, es importante destacar que a lo largo de la historia, ambos países han buscado una relación basada en el pragmatismo y los intereses propios.
Un hito clave en esta relación fue la expropiación petrolera llevada a cabo por México en 1938. El presidente Lázaro Cárdenas tomó esta decisión debido a la negativa de las empresas británicas de aceptar un pequeño aumento en los pagos. La presión social ejercida por el pueblo mexicano fue determinante para llevar a cabo esta expropiación, que permitió la nacionalización de la industria petrolera.
Durante la Segunda Guerra Mundial, México pudo convertir el boicot organizado por Inglaterra en una fortaleza para el país. La creatividad y astucia mexicana, junto con la necesidad de recursos para apoyar la guerra, permitieron que México no fuera aislado y se mantuviera como un actor relevante en la geopolítica.
En décadas posteriores, México continuó su camino hacia la independencia energética y la industrialización. El presidente Adolfo López Mateos lideró esfuerzos en la electrificación y la nacionalización de la industria eléctrica, promoviendo la búsqueda de la independencia energética para el pueblo mexicano.
En la actualidad, México se encuentra en una situación compleja debido a la amenaza hegemónica que representa China y, en menor medida, Rusia. Estados Unidos, como hegemón actual, busca un socio fuerte en la región para competir con estos países, y México se ha convertido en un actor relevante.
Por un lado, México se fortalece e industrializa al convertirse en un socio estratégico para Estados Unidos en su desafío con China. Por otro lado, México ha experimentado una ola de inversión extranjera, principalmente de China, debido a los cambios políticos y comerciales de Estados Unidos, que han llevado a un acercamiento de las fábricas chinas a México.
Esta situación ha llevado a un fortalecimiento del peso mexicano y ha brindado oportunidades de desarrollo para el país. Sin embargo, es importante recordar que México debe actuar con cautela y sensatez, tomando en cuenta su historia y enfrentando los desafíos presentes de manera pragmática.
En conclusión, la relación entre México y Estados Unidos se basa en el pragmatismo y la búsqueda de intereses propios en un mundo cambiante. México se ha convertido en un socio estratégico para Estados Unidos en su competencia con China, al tiempo que atrae inversiones y se fortalece industrialmente. En este escenario complejo, México debe actuar con cautela y aprovechar las oportunidades que se presentan, siempre en beneficio de su desarrollo y bienestar.
Un comentario en «México y Estados Unidos: Un pragmatismo necesario en un mundo cambiante – Por Francisco Uribe.»
El problema de las asociaciones de cualquier tipo de los EE.UU, con cualquier país iberoamericano, es que este tipo de asociación beneficiosa, que puede enriquecer al país no se suele reflejar en absoluto en beneficio de sus pobladores, sino exclusivamente en el de sus clases oligárquicas. Lo mismo ocurre con las asociaciones con el U.K. y algunos otros países de la UE. Creo que Argentina es un claro ejemplo de lo dicho.
La historia de México hasta el presente ha sido de una constante intromisión de EE.UU en la política mexicana, para conseguir que los gobiernos mexicanos atendiesen a los intereses de los intereses de los Estados Unidos, antes que a los del pueblo mexicano. Les invito a que lean el libro, políticamente incorrecto, «América peligra» del desaparecido Salvador Borrego.
Los Estados Unidos no tiene países amigos, cuando a un país presuntamente amigo dejan de necesitarlo, lo abandonan sin el menor pudor.
Creo que el refrán español, «Dios me libre de mis amigos, que de mis enemigos ya me libraré yo», lo escribió alguien refiriéndose a este país.